Esta noche he soñado que tenía un serio dilema a la hora de decidir qué peli ponía para la hora de la cena. Por cierto, la tele ocupaba toda la pared del comedor, más que tele parecía una pantalla de cine, pero bueno. El caso que es que dos pelis empezaban a la vez, y las dos me interesaban, y yo hacía zapping sin saber con qué carta quedarme. Bueno, recuerdo una tercera, pero supongo que esa ya había acabado, porque el dilema era entre las otras dos. La tercera iba, por si os interesa, de una partida de golf super cafre por toda la ciudad, en plan tirar la pelota e ir a donde coño vaya, sea la carretera, sea un jardín, sea la azotea de alguien… con participantes de todo tipo, pelotas de todos los tamaños y palos de golf que tealmente no eran palos de golf ninguno. En plan cañerias de cobre, cucharillas gigantes de plástico… en un momento dado la pelota cae en el tejado de una casa enorme y al entrar en la casa para poder darle resulta que los habitantes parecen sacados de Harry Potter y todo se vuelve más raro de lo habitual. Bueno, a lo que iba, las dos pelis del dilema. La primera era Will Smith convertido en vampiro, en plan tengo tantos años y llevo tanto tiempo comiendo gente que yo creo que soy el tío más refinado de la tierra pero en realidad hago unas cosas y doy un miedo que te cagas, pero ni me entero. Por supuesto había una chica en plan presa/novia redentora, y la verdad es que no se si era una cosa o la otra, osea, si acabaría por hacerle bueno o por ser su desayuno. Ahora que estoy despierta creo que la tercera peli tenía mejor pinta. Era de ciencia ficción, transcurría en un planeta con temperaturas bajo cero a lo bruto, ventiscas, bichos gigantescos en plan dinosaurios de las nieves, y el prota era Kevin Spacey, que por lo visto se había estrellado alli e intentaba encontrar refugio antes de congelarse. Y no digo morir congelado porque este también era inmortal, aunque no vampiro, inmortal a secas. Vamos, que congelarse hubiera significado pasar mucho mucho tiempo quietecito en la misma postura y atontado hasta que por milagro divino llegase a descongelarse, lo cual seguramente dolería un huevo y le tendría mucho tiempo medio inválido. Vamos, curarse se curaría, pero Lobezno no era. En fin, el tipo vaga por unos montes espantosos buscando una cueva aunque sea y da con el campamento de una científica (Laura Linney en pelirroja, mi director de casting onírico no se anda con tonterías), así que ahora tiene la tarea de caerle bien y que no desconfíe para que le deje quedarse, aunque la comida y tal están racionados para una persona, lo cual hace que ser buen samaritano sea peliagudo, y ahi entran siglos y siglos de experiencia vendiendo la moto de planeta en planeta (que era inmortal, recordad) versus una tía que ya ha visto de todo y que de tonta no tiene un pelo.
Y de aqui se deduce que normalmente en mis sueños ponen pelis mucho más interesantes que en la realidad. Aunque luego nunca se como acaban porque me despierto antes. Hoy sin ir mas lejos estoy medio adormilada intentando recordar los detalles del sueño (lo que hago todos los días, siempre que me dejen) y oigo pasos por el pasillo y se sientan al borde de mi cama y oigo la voz de mi padre diciendo «¿qué película decías anoche que querías ver en la primera cadena esta tarde?» y yo le contesto «Nada, estaba soñando» y entonces es cuando me desperté, porque vamos a ver, mi padre podría muy bien hacer eso, pero es que murió el año pasado.
Por cierto, me estoy volviendo como él, ahora cuando echan una peli y sale un actor que conozco lo nombro en voz alta. Sólo que él lo hacía con pelis de los cincuenta p’abajo, claro, su época de comer comeremos poco, pero leche, esta tarde todos al cine.